sábado, 31 de agosto de 2013

Susana Barragués - La poesía se besa con la ciencia




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Fuente: Blog Las afinidades electivas


Me declaro admirador de la poetisa Susana Barragués, considerada uno de los nuevos valores literarios de la lengua española. Mientras más leo sus escritos, más me gusta. Ha publicado poemarios como ‘Los hipódromos del corazón’, ‘La campesina fascinada’ y ‘Los amántopos’, así como el libro de relatos cortos ‘Los ladrones de cerezas’.

Una cosa muy atractiva para nuestro blog es que Susana mezcla ciencia con la literatura (o viceversa). Se ha licenciado en Ciencias Ambientales y también en Literatura. Posteriormente, ha hecho un Máster en Cambio Climático e Impacto Ambiental. Ha trabajado durante diez años como analista de vientos para el desarrollo de parques eólicos, con especialización en países asiáticos como Corea del Sur e India.

En relación a su papel en la literatura, ha recibido el Premio de Letras Jóvenes de Castilla y León, el Premio de la Academia Castellano Leonesa de Poesía, el Premio Francisco Ynduráin a la mejor trayectoria literaria joven, el Premio Ana Maria Matute de Narrativa Corta y el Premio Injuve a la Creación Joven en la modalidad de Poesía.



Os dejo este poema suyo:

Fonendoscopio. Fuente: Wikipedia
EL FONENDOSCOPIO
El fonendoscopio es el único instrumento capaz
de situar la subterránea tristeza del corazón.

Plantaciones de margaritas, cubiteras de hielo,
obuses rojos, se descubren con increíble asombro
al. amplificar el sonido de adentro.
El ahogo de algunos corazones irrecuperables
se detecta en los oídos como un pitido débil,
mientras que los corazones con amplios espacios
de hierba retumban en los tímpanos durante horas.

El fonendoscopio permite detectar la hondura roja
y los soplos de viento en el corazón.
La existencia de viento en el latido puede deberse
a muchas causas: dormir sobre caballos alados,
encerrarse en una habitación con tres mil
mariquitas voladoras, rozar una mano
con la yema de los dedos.

Para los corazones empeñados en hacer viento,
el riesgo de locura y de abandono es alto,
dado el desequilibrio que supone tener siempre
gente volando por el corazón.

Auscultar las máquinas tragaperras, los buzones,
las ventanas del tren. Ir escuchando corazones de gente
por las calles, en las multitudes, en los amontonamientos.
Poner el fonendoscopio en las manos, en la espalda,
en las puertas, en los labios, para atender al ruido de adentro*.

Situar el fonendoscopio sobre tu respiración,
sobre tu calma, para diagnosticar la descorazonada tristeza
de tu cercanía.

*Raúl Vacas Polo: El ruido de adentro

Fuente: Madri+d
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Dónde podemos leer más cosas sobre Susana Barragués:





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